¡Bah! pese a los destinos celosos,
muramos juntos, ¿Quiere usted?
La proposición es rara.
Lo raro es lo bueno. Así, pues, muramos
como en los De camerones.
Ja, ja, ja. ¡qué extraño amante!
Extraño, no lo sé. Amante
irreprochable, seguramente
¿No quiere usted que muramos juntos?
Señor usted bromea mejor todavía
de lo que usted me ama, hablando en plata;
pero callémonos, si le parece bien.
Tan bien que esta tarde, Tiráis
Y Dorimena, las dos sentadas
No lejos de lo s sílbanos rientes,
cometieron el inexplicable error
de añadir una exquisita muerte.
¡Ja, Ja, Ja, los extraños amantes!.
Autor: Paul Verlaine
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