¡Danza de la muerte! Que me transporta hasta inhóspitos parajes del oscuro abismo ¿Acaso podrá algún mortal escapar de ella alguna vez?, ¿acaso podremos resistirnos a su sutil suspiro, tan macabro y tan cruel?... Ella viene muchas veces al encuentro de sus víctimas, a veces de día, a veces de noche, ¿acaso podrás resistirte ante tal sinfonía de muerte?...
Ella... Implacable en su corazón, tan frío y tan gélido, como hielos eternos, pero su alma arde en el propio averno, no tiene temores, carente de dudas y de dolor... En ella se encierran los grandes misterios de los hombres, pues ella anduvo por la tierra, mucho antes de que fuese fundada…
¡Concubina del infierno!... Pues se entrega todas las noches en los brazos de su amado.
Él… Anatema desde los inicios del mundo, desterrado y echado fuera de su hermosa morada celestial, en los extremos del norte de los cielos perpetuos…
Él... Fundó su propio reino, en las oscuras profundidades del ardiente abismo... Aquellos dos seres, danzan todas noches, al son de una hermosa canción, la cuál dice en sus letras en lenguas inefables: ¡La tierra es nuestra!, y en ella establecimos nuestro Reino…
¡Oh!... Bella muerte, mi fiel compañera, tu belleza es incomparable y vuestro corazón implacable, tan frió, tan gris… En la densa niebla del eterno abismo se manifiesta nuestro gran amor, el cual ha de perdurar... ¡Hasta el fin de los tiempos!…
Autor: Dante Moshue Díaz Linares
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