¡Cuánta luz cubre tu cuerpo!
carnosa revelación. Cautivas.
Solo pienso en los besos y estos
mis labios transmutan los sabores
de la sal al dulzor. Hierve la sangre.
Impetuosa la lengua se adelanta y
un remolino en el vientre revolotea.
Araño el fuego
antes
de que llueva ambrosía en la boca.
Foto: La eterna primavera - Auguste Rodin
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