Quien no busca el vuelo en solitario, delira
y no conoce la oscuridad, ni el vampirismo
quien no ama la soledad vive en la mentira
y perecerá en su inmoral verdad y egoísmo.
La soledad es la médula de las tinieblas
y un fructífero placer en la indiferencia.
Traidor a la oscuridad la faz que no habla
del amparo de la soledad y la distancia.
La soledad para quien carente de forma
también va desprovisto de su inútil alma,
es un crepúsculo perverso en la razón
y un cilicio incandescente en el corazón.
El vampiro que te ama te ofrenda su infausto tesoro:
garras, colmillos y sus aciagos pensamientos afilados;
pero sobretodo, la solitaria idea negra con que decoro
tus infiernos, profundidades y sarcófagos olvidados.
¿Quién comprende este amor siniestro y sigue pendiente
del devenir de dos sin forma que comparten su sangre
sea de alimento o sea de algún murmullo estridente
que nació en un mundo forjado en la nada y sigue vigente?
Autor del poema: Dorian (D.R.C)
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