¡Ay de ti mortal que corres en pos de la misericordia,
con tus sueños preñados de ignorancia y fantasía!
¡Ay de ti mortal criatura que te inflamas en la discordia
por aquello que no comprendes y confundes en demasía!
El monólogo de un vampiro
sentencia tu destino
y debes morir.
La maldición no es la soledad... es el suspiro
depuesto en la dimensión sin camino
y tu falso devenir.
¡Bendita soledad de mis delirios
muestra tus designios
y hostígame otra vez!
Que por enésima vez tengo hambre
y antes de asesinar memorias
quiero tu impulso... quiero beber.
Autor del poema: Dorian (D.R.C)
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