Ruegos y suplicas (Una lagrima que no tiene vergüenza)
Tantas, tantas desventuras se vinieron juntas, tanto dolor,
oprobio y soledad, pues confié en un ingrato amor,
le entregué mis sueños, y le regalé mi alma completamente,
le amé sinceramente y olvidé de mi mente el pasado,
dejé todo atrás y abrí mi corazón... ¿Para qué?
Para ser de nuevo un muerto viviente, un tonto del amor.
Mas ahora me doy por vencido; estoy derrotado, soy infeliz,
las nostalgias ya murieron, los quebrantos fenecieron,
muerto y sin vida, camino solo y no siento nada,
no existen ya remordimientos, y ya no se halla el recuerdo,
con una sonrisa irónica y con un gesto invasivo,
le hago frente a la vida y me rio de ella, pues no siento nada.
Es lo que ella dejó de mi alma, nada, nada... Tan solo vacíos;
ya no quedan lagrimas en mis ojos, cansados y tristes,
las palabras de los otros, se pierden y se esfuman,
el soplo del viento por las mañanas, ya no halla un significado,
y la luna que fue mi compañera, ha perdido su brillo,
su luz ya no alumbra, ya no guía, pues murió conmigo.
Autor: Dante Moshue Díaz Linares
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